Es una obra que se disfruta, a pesar de que se sufre viéndola, pues ha logrado meternos dentro del cerebro de un esquizofrénico. Con Esquizofrenia, el espectador recupera la necesidad de ir al teatro a sentir emociones, a pasar por estados de ánimo semejantes a los de un esquizofrénico. Teatro de emociones que nos ayuda a comprender el mundo.

Con un reparto joven y sorprendente, Esquizofrenia acerca al espectador a un mundo oscuro, en el que la enfermedad se recrea evolucionando en sus personajes y en el que locura y realidad se confunden.

Es quizá la mejor obra de teatro de pequeño formato que he visto.

Imprescindible montaje. Cuando te encuentras una original puesta en escena, unos diálogos sólidos y unas interpretaciones en el tono perfecto que necesitas, estás ante un montaje imprescindible al que además no puedes sacarle peros. Altamente recomendable para pasar una sesión de teatro del bueno.

Desde el primero hasta el último un bravo para todos los actores que sacan adelante una obra magistralmente interpretada y que te acongoja y te hace refexionar sobre las circunstancias que rodean esta enfermedad mental.